Fundamentación

El sistema educativo argentino está estructurado por una multiplicidad de normas que en algunos casos se solapan y hasta incluso se contradicen. La década de los ’90 en Argentina fue marcada por cambios legislativos a nivel educativo, que se insertaron en un entramado de reformas que se produjeron en el marco del modelo neoliberal, donde la meritocracia y el individualismo se cristalizaron en su máxima expresión. Durante el período posterior, se sancionaron varias leyes educativas bajo una impronta progresista y antineoliberal, que intentan fisurar la colonialidad del saber que imperaba en las anteriores normativas. Sin embargo, la matriz de pensamiento y formación academicista continúa presente en el entramado del sistema educativo.

Las universidades y centros de formación intelectual en general están lejos de la realidad de los barrios populares: se reproduce, en muchas ocasiones, un conocimiento descontextualizado y desconectado de las preguntas y problemas que allí acontecen. Esto se evidencia, por ejemplo, en los egresados, a los que se les presentan enormes dificultades para incorporarse al trabajo en estos territorios y poblaciones marginalizados.

Actualmente, existen en el nivel superior diferentes propuestas formativas vinculadas a trabajar el desarrollo de las poblaciones de los barrios periféricos. Entre los ejes más frecuentes podemos encontrar: economía social, desarrollo urbano, diseño e implementación de políticas sociales. Sin embargo, se pone en evidencia que la currícula de educación superior no ha sido permeada por los conocimientos producidos en los ámbitos comunitarios (como distintas estrategias o sistemas de organización de la economía popular, entre muchos ejemplos posibles). A su vez, las propuestas universitarias en “carreras tradicionales” reconfirman y reproducen las distancias y la lógica de marginalización hacia estas comunidades, quedando de este modo cada vez más lejos la integración de sus experiencias, preguntas y formas de abordarlas.

A lo largo de los años han existido diversas articulaciones con universidades y otros espacios de la educación formal, generalmente bajo la figura de “proyectos de extensión”, como si la reflexión y la acción transitaran por diferentes carriles. Sin embargo, el balance de estas articulaciones pone de manifiesto la dificultad de una construcción de proyectos en el marco de las instituciones de educación formal que se adapten a la realidad y las necesidades de los sectores populares. La mayoría de las veces en esta articulación se reproduce una lógica de intervención de tipo asistencialista o paternalista. 

Por otro lado, podemos dar cuenta de que existen diferentes experiencias de construcción de espacios educativos no formales por parte de organizaciones y movimientos populares, pero quedan inscriptos en los márgenes del sistema educativo.

Una de las causas principales del desencuentro entre la academia y la cultura popular es que el método tecnocrático que rige la construcción de la evidencia es deudor de la epistemología empírica de la fragmentación, mientras que en la vida concreta en la que se desarrolla la cultura popular todos los temas están mezclados y relacionados. La pregunta es entonces cómo hacer dialogar los contenidos abstractos con las realidades concretas.

La ciencia tecnocrática y su tendencia a la fragmentación del saber bailan al ritmo de la economía capitalista, que en su afán de lucro perdió de vista a la persona humana y avanza en la deshumanización del mundo. 

La construcción de una propuesta educativa vinculada a los sectores populares se sostiene sobre el diagnóstico de que no existe hoy en la oferta de educación superior un proyecto cuyo eje vertebrador sea el fortalecimiento del sector de la economía popular y la organización comunitaria a través de la puesta en valor de los saberes producidos por los sectores populares y la recuperación de los conocimientos ancestrales de los pueblos originarios

Uno de los grandes desafíos será, sin dudas, desarmar la idea de la educación superior como sinónimo de mayor estatus, sinónimo de mayor dinero o prestigio social, y construirla como signo de mayor responsabilidad frente a los problemas de hoy en día.

La Fundación Universidad Latinoamericana de las Periferias pone en acto una nueva forma de institucionalidad, que es la construcción de un proyecto educativo de gestión social. Es en el encuentro, el diálogo y el hacer cotidiano, donde los sectores populares abordan las problemáticas de lo común y saben que en comunidad se pueden resolver. Resultará una herramienta decisiva porque tiene el enorme desafío de traducir las virtudes, búsquedas, y dificultades de las clases populares para el resto de la sociedad a fin de validar su pensamiento y mover las políticas según la necesidad porque, siguiendo a Francisco, afirmamos que en las manos de los pobres no está sólo su propio destino sino el futuro de la humanidad.

 

Objetivos

El objetivo de la Fundación Universidad Latinoamericana de las Periferias es la creación de instancias educativas de  nivel superior que retomen la constitución de modos alternativos de producción y práctica de conocimiento de los sectores populares. Busca promover una oferta educativa que en su ejercicio profesional permita mejorar la calidad de vida de las personas que habitan estos sectores, mediante experiencias, técnicas y herramientas pedagógicas que surjan y se nutran de las realidades comunitarias del campo popular.

Aspiramos a:

  • Desarrollar una oferta educativa, tanto de pregrado, grado y posgrado, que incorpore como parte de su propuesta académica y pedagógica la recuperación de los saberes socialmente producidos por los sectores que habitan los barrios populares, el campo y los pueblos originarios.
  • Recolectar, sistematizar y analizar las experiencias de los sectores populares para construir marcos propios de interpretación teórica y puestas en acción, desde las condiciones particulares de nuestra realidad.
  • Promover procesos de investigación, producción y práctica de conocimiento para la realización de políticas públicas vinculadas a los problemas y experiencias significativas de los territorios, comunidades y espacios de trabajo de los sectores populares.
  • Garantizar el acceso de la población del campo popular a la educación superior.
  • Fortalecer a partir de las diferentes instancias de formación, las dinámicas de innovación y desarrollo de las distintas ramas de la economía popular como así también de los abordajes comunitarios que se llevan adelante desde estrategias de cuidado integral de las y los vecinos/as de los sectores populares.